‘EN PRIMERA FILA’
Pues sí. El señor que me quería de tarde en tarde para embrujarme y que hiciéramos vino juntos, decidió que era el momento de invitarme al cine. AH.
Yo nunca había comenzado la casa por el tejado. Llamadme antigua, pero yo primero voy al cine, que me paseen, que se curren una cena, unos chistes, una conversación intrascendente. Y luego ya si eso, si te lo curras lo suficiente y me haces sentir lo más, te enseño las bragas si llevo. En el mejor de los casos. Pero con el invitado de mis pesadillas nocturnas no había seguido el guión. Y ahora va y me invita al cine. Mmm.
¿Y qué me pongo yo ahora? Para follar ya sé qué no ponerme, pero para ir al cine con él no lo tenía muy claro. ¿Lo decía en plan ‘te voy a meter mano aunque estemos en primera fila’ o ‘quiero ir contigo al cine y darte la mano por la calle’? Lo que tanto había esperado ahora me indignaba. Igual se ha dado cuenta de que me echa en falta el resto del día que no me tiene en su cama o no lo tengo en la mía. En fin. Me vestí así monina, con un vestido de niña bien. Después de 500 pruebas de vestuario con Paula como juez indignada. Ella no lo soportaba, no porque aún me quisiera, sino porque estaba convencida de que él no me quería.
A las 20h. Esa era la hora mágica a la que empezaba la película: La Grande Bellezza y en versión original, para darle el toque. Estaba claro: me iba a meter mano porque no nos imaginaba leyendo subtítulos durante dos horas y media. A las 20h. Era a las 20h. Pero no pudo ser a las 20h. Porque se presentó en casa a las 19:55h y ya no llegábamos. Acabamos viendo una peli de Disney en casa. Sé que es cutre pero era lo único que tenía a mano y quería cine con él. Me entendéis. Estoy segura. Y nos olvidamos del cine y nos volvimos a montar el uno al otro para variar. Pero esta vez me tuvo que quitar el vestido y lo hizo con la delicadeza que utilizaba en tiempos pretéritos. Cuando le obsesionaba descubrirme. Hacía meses que no me sentía brillar. Lo consiguió de nuevo.
Pero después de lo no habitual llegó lo de siempre. No sé por qué pero los remordimientos volvieron a su cabeza. El ‘no puede ser’ volvió a salir a la luz. Con lo bien que habíamos estado los últimos meses, ¿por qué tenía que cagarla de nuevo? ¿No puedes disfrutar antes y después y basta? ¿No puedes dejar disfrutar y ya? NO. Pero esta vez las consecuencias de no asistir a la Grande Bellezza fueron más contundentes. Me dijo que esto era poco más que una despedida, sabía que me lo debía. Yo le importaba demasiado pero su casa y su mujer estaban escritas y firmadas antes de que yo apareciera. Y no podía renunciar a eso. ¿Una obligación? ¿Eso era tu familia? Y yo de nuevo con el drama en mi.
Lo que no sabíamos es que en esa habitación ya había un invitado que tenía algo que decir. La Grande Bellezza se había vengado de nosotros. En esa habitación no éramos dos…
SINO TRES…